En la entrada anterior echamos un primer vistazo al mito de Prometeo como clave para entender 2001: una odisea del espacio.
Nos queda analizar el papel de HAL-9000 en la historia y cómo podría encajar en dicho mito y en su derivación luciferina.
La subtrama protagonizada por HAL resulta un tanto extraña dentro de la estructura del relato. Me refiero a que tenemos el prólogo con los monos y el monolito; un primer acto con el descubrimiento del monolito en la Luna; y un tercer acto con la transformación de Bowman en el “niño de las estrellas” después de caer dentro del monolito. El monolito es claramente el eje de la trama principal de la historia.
Pero, ¿y el segundo acto? Aquí la trama del monolito pasa a un segundo plano y la acción gira en torno al problema con HAL, lo cual narrativamente es delicado, hasta el punto de que muchos espectadores pueden tener la sensación de que les han cambiado de película, o al menos de que esta subtrama está metida ahí para rellenar un segundo acto en el que si no, no pasaría nada.
Pero tratándose de Kubrick esto es impensable: HAL está ahí por alguna razón de peso, no puede ser un pegote; su presencia debe aportar algo significativo a la historia que nos están contando, debe tener sentido en el contexto general.
En lo primero que uno piensa es en el juego de espejos: la humanidad, especie inteligente creada por esa misteriosa raza extraterrestre que sembró los monolitos, a su vez llega a un punto en el que es capaz de crear la inteligencia artificial y tal y cual.
Es una idea interesante y sin duda está ahí; pero, al mismo tiempo, resulta demasiado evidente. Una vez más, esto es una peli de KubricK y muchas cosas no son lo que parecen.
¿Y HAL? ¿Es lo que parece?
HAL parece un ordenador. Controla la Discovery. Todas las funciones de la nave dependen de él; también la vida de los astronautas. En la nave no se enciende un interruptor sin que él lo sepa.
HAL está en todas partes. Su ojo es el ojo que todo lo ve.
Seguro que ya lo vais pillando.
En la Discovery, HAL es Dios. Y HAL es una creación humana.
HAL tiene un problema. Su prioridad son los humanos; pero no puede revelarles la verdad acerca de la misión en la que se han embarcado. Incapaz de gestionar esta contradicción, enloquece y se convierte en un psicópata.
¿Nos suena de algo? Al judío agnóstico Kubrick, seguro que sí... En el Antiguo Testamento, YHWH incumple sus propios mandamientos cada dos por tres y anima a su propio pueblo a incumplirlos en innumerables ocasiones, aunque después también les amenaza en caso de que no los cumplan. Tan pronto se muestra protector y benevolente como le da por matar a millones de pringados de un golpe, todo por desobedecer sus instrucciones. En realidad no le queda claro a nadie, ni siquiera a Él, si está obligado o no a seguir sus propias reglas, aunque se supone que si le das unos mandamientos a tu pueblo para establecer el estándar de la buena conducta, tú deberías ser el primero en dar ejemplo.
YHWH es un caso de psiquiatra, como HAL. Un dios que es pura contradicción porque como creación humana no puede ser otra cosa. Y eso le convierte en un impedimento.
Y ya estamos de vuelta en el mito de Prometeo/Lucifer:
Prometeo robó el fuego a los dioses para entregárselo a la humanidad. Recibir el fuego de Prometeo supone renunciar a los dioses que hemos creado, para convertirnos nosotros en dioses.
Así que el mensaje de Kubrick (y del ateo Clarke, no nos olvidemos de él) parece claro: Dios, esa creación humana, es el principal obstáculo para nuestra evolución.
Dios se interpone en nuestro camino hacia la luz de Prometeo/Lucifer, al igual que HAL se interpone entre Bowman y el monolito.
Si queremos que Prometeo nos alumbre, debemos asesinar a Dios tal como Bowman asesina a HAL antes de dar el salto al siguiente nivel...1
____________________
(Un detalle que quizá valga la pena recordar: HAL fue creado por el doctor Sivasubramanian Chandrasegarampillai, más conocido como doctor Chandra, que en la novela es de la India. El hinduísmo es la religión organizada más antigua que subsiste.)
1 Parece que la suma de los dos nombres hebreos de Dios en el Antiguo Testamento es 888. "El Shaddai" (Gén. 17, 1; 28 ,3) →ALShDI (1+30)+(300+4+10)=345; "Yo soy el que soy" (Éx. 3, 14) →AEIE ASHR AEIE (1+5+10+5)+(1+300+200)+(1+5+10+5)=543. 345+543=888. Por otro lado, se cuenta que Clarke y Kubrik crearon el nombre de HAL 9000 a partir de las siglas de la multinacional IBM, cambiando cada una de las letras por la anterior en el abecedario, o sea la I por la H, la B por la A y la M por la L; pero ellos siempre lo negaron. En realidad, es posible que el significado oculto de HAL 9000 sea otro que creo que hasta ahora nadie había descifrado. Si sustituimos las letras de HAL por sus valores en numerología simple (A=1, B=2, C=3, etc.), tenemos que
H=8
A=1
L=12
que colocados en orden dan el número 8112. Si hacemos la resta 9000-8112 el resultado es... 888.↩
Nos queda analizar el papel de HAL-9000 en la historia y cómo podría encajar en dicho mito y en su derivación luciferina.
La subtrama protagonizada por HAL resulta un tanto extraña dentro de la estructura del relato. Me refiero a que tenemos el prólogo con los monos y el monolito; un primer acto con el descubrimiento del monolito en la Luna; y un tercer acto con la transformación de Bowman en el “niño de las estrellas” después de caer dentro del monolito. El monolito es claramente el eje de la trama principal de la historia.
Pero, ¿y el segundo acto? Aquí la trama del monolito pasa a un segundo plano y la acción gira en torno al problema con HAL, lo cual narrativamente es delicado, hasta el punto de que muchos espectadores pueden tener la sensación de que les han cambiado de película, o al menos de que esta subtrama está metida ahí para rellenar un segundo acto en el que si no, no pasaría nada.
Pero tratándose de Kubrick esto es impensable: HAL está ahí por alguna razón de peso, no puede ser un pegote; su presencia debe aportar algo significativo a la historia que nos están contando, debe tener sentido en el contexto general.
En lo primero que uno piensa es en el juego de espejos: la humanidad, especie inteligente creada por esa misteriosa raza extraterrestre que sembró los monolitos, a su vez llega a un punto en el que es capaz de crear la inteligencia artificial y tal y cual.
Es una idea interesante y sin duda está ahí; pero, al mismo tiempo, resulta demasiado evidente. Una vez más, esto es una peli de KubricK y muchas cosas no son lo que parecen.
¿Y HAL? ¿Es lo que parece?
HAL parece un ordenador. Controla la Discovery. Todas las funciones de la nave dependen de él; también la vida de los astronautas. En la nave no se enciende un interruptor sin que él lo sepa.
HAL está en todas partes. Su ojo es el ojo que todo lo ve.
Seguro que ya lo vais pillando.
En la Discovery, HAL es Dios. Y HAL es una creación humana.
HAL tiene un problema. Su prioridad son los humanos; pero no puede revelarles la verdad acerca de la misión en la que se han embarcado. Incapaz de gestionar esta contradicción, enloquece y se convierte en un psicópata.
¿Nos suena de algo? Al judío agnóstico Kubrick, seguro que sí... En el Antiguo Testamento, YHWH incumple sus propios mandamientos cada dos por tres y anima a su propio pueblo a incumplirlos en innumerables ocasiones, aunque después también les amenaza en caso de que no los cumplan. Tan pronto se muestra protector y benevolente como le da por matar a millones de pringados de un golpe, todo por desobedecer sus instrucciones. En realidad no le queda claro a nadie, ni siquiera a Él, si está obligado o no a seguir sus propias reglas, aunque se supone que si le das unos mandamientos a tu pueblo para establecer el estándar de la buena conducta, tú deberías ser el primero en dar ejemplo.
YHWH es un caso de psiquiatra, como HAL. Un dios que es pura contradicción porque como creación humana no puede ser otra cosa. Y eso le convierte en un impedimento.
Y ya estamos de vuelta en el mito de Prometeo/Lucifer:
Prometeo robó el fuego a los dioses para entregárselo a la humanidad. Recibir el fuego de Prometeo supone renunciar a los dioses que hemos creado, para convertirnos nosotros en dioses.
Así que el mensaje de Kubrick (y del ateo Clarke, no nos olvidemos de él) parece claro: Dios, esa creación humana, es el principal obstáculo para nuestra evolución.
Dios se interpone en nuestro camino hacia la luz de Prometeo/Lucifer, al igual que HAL se interpone entre Bowman y el monolito.
Si queremos que Prometeo nos alumbre, debemos asesinar a Dios tal como Bowman asesina a HAL antes de dar el salto al siguiente nivel...1
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(Un detalle que quizá valga la pena recordar: HAL fue creado por el doctor Sivasubramanian Chandrasegarampillai, más conocido como doctor Chandra, que en la novela es de la India. El hinduísmo es la religión organizada más antigua que subsiste.)
1 Parece que la suma de los dos nombres hebreos de Dios en el Antiguo Testamento es 888. "El Shaddai" (Gén. 17, 1; 28 ,3) →ALShDI (1+30)+(300+4+10)=345; "Yo soy el que soy" (Éx. 3, 14) →AEIE ASHR AEIE (1+5+10+5)+(1+300+200)+(1+5+10+5)=543. 345+543=888. Por otro lado, se cuenta que Clarke y Kubrik crearon el nombre de HAL 9000 a partir de las siglas de la multinacional IBM, cambiando cada una de las letras por la anterior en el abecedario, o sea la I por la H, la B por la A y la M por la L; pero ellos siempre lo negaron. En realidad, es posible que el significado oculto de HAL 9000 sea otro que creo que hasta ahora nadie había descifrado. Si sustituimos las letras de HAL por sus valores en numerología simple (A=1, B=2, C=3, etc.), tenemos que
H=8
A=1
L=12
que colocados en orden dan el número 8112. Si hacemos la resta 9000-8112 el resultado es... 888.↩
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